dilluns, 6 de gener del 2014

Hoteles, pistas...

Hoteles:

Niños que corren mientras sus padres ven videos mediante el guachap en mitad del comedor.

Niñas que muerden un trozo de tortilla y lo devuelven a su mostrador del bufet.

Adultos que no saben decir hola, adios, ni gracias.

Un lugar donde la gente ya no sabe que antes de entrar hay que dejar salir.

Un lugar donde te pueden cerrar la puerta aunque te vean cargado de esquís.

El lugar perfecto para chillar en el spa cada vez que cambias de atracción...

Pistas:
Un lugar donde no socorrer al caido.

El lugar perfecto para usar al resto como puertas de eslalon.

El mejor lugar para tirar latas de cerveza o el plástico de las chocolatinas...


De esto desprendo que somos una generación penosa...

Una generación que no agradece todo lo que tiene, que no agradece todo lo que se ha coseguido y por ello, por no saberlo valorar está perdiendo tanto.

Somos una generación que no cría hijos, cría tiranos... tiranos que nos mandarán el resto de nuestras vidas.

Somos una generación que se dice en crisis, llora y llena las pistas de esquí, los centros comerciales y los campos de futbol...

¿Crisis?

La mayor crisis que tenemos muchos es de agradecimiento, aunque si hay otros que esta noche no podrán poner la calefacción y pasarán frío.

Lo que no quiere decir que sean más infelices, porque tal vez ellos, si entiendan qué es el amor y qué es la vida y cómo hay que disfrutar de los pequeños momentos.

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