Algunos los conocéis como vecinos.
En mi finca deben de ser fantasmas.
Han venido de puente y el domingo ya marchan.
Oyes ruidos de obras, de cosas que caen y de niños que
gritan.
Los he visto, he salido a mi rellano y estaban ahí.
Entonces desaparecen… huyen.
No te hablan, no saludan… en el garaje tampoco…
Por suerte, de vez en cuando, alguno de estos turistas te
mira y te saluda: una vecina, un niño y piensas: no todo está perdido, todavía
queda algo de educación.
Pero inevitablemente pienso que la gente de ciudad es mucha
más maleducada que la de los pueblos. Así que tendremos que poner carteles en
Orpesa en los que se diga: Bienvenidos a Oropesa, en este pueblo la gente se
saluda.
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