Encontramos un hombre amable capaz de dedicarnos los mejor de sí, solo porque le íbamos a comprar unos calcetines...
Al final, el tendero amable realizó una venta, fraccionada en dos días de: unos calcetines, un gorro, unos esquís y una reparación de esquís.
Además, nos fuimos contentos y tengo unos esquís espectaculares, que pienso disfrutar enormemente.
Y un consejo: para esquiar agusto, mejor que los esquís sean cortos.
:-)
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